Llegamos a comer a las 3:00 de la tarde, y había media docena de mesas ocupadas. Nos percatamos de que sólo había una camarera, y le preguntamos si el servicio sería lento. Nos explicó que justamente ese día había un problema de salud con su compañero pero que nos aprendería rápido. Confiamos en ella y nos quedamos y realmente fue un acierto. A pesar de que estaba sola, atendió de manera eficaz a todas las mesas. Pedimos carne de venado y estaba exquisita, la salsa muy sabrosa. Y de postre tarta de queso casera muy buena. La carta de vinos muy variada. La cuenta estuvo algo por encima de la media pero aceptable.
Está en la parte alta del pueblo y es un buen lugar para descubrir los sabores de esta tierra. En su carta, de perfil casero, se dan cita varios platos de caza, carnes de la zona, especialidades de campo y algún que otro pescado. Como complemento al negocio también ofrece unas sencillas habitaciones.